En una entrevista laboral, como en otros ámbitos de interacción, no sólo importa lo que digo, sino también el cómo lo digo, es decir, el tono de voz, la postura y los gestos que acompañan a la conversación. La comunicación humana se realiza mediante dos canales, el verbal y el no verbal, que actúan en simultaneidad, permitiendo al entrevistador conocer si ambos “discursos” son compatibles o entran en contradicción.
La pregunta más usual al respecto es cómo evitar transmitir los nervios que produce la situación de entrevista. Desde el punto de vista del selector es de esperar que el postulante se encuentre algo nervioso en una entrevista laboral, incluso es comprensible. La ansiedad que genera la búsqueda, pensar que si no nos va bien perdemos el trabajo, influyen luego en lo que decimos y lo que hacemos.
Para mostrarnos tranquilos, debemos primero, modificar los pensamientos negativos, pensar que cada entrevista laboral es una oportunidad para obtener un empleo y no para perderlo. También debemos saber que una entrevista laboral no se trata de un examen, sino de una conversación sobre nuestra formación y trayectoria laboral, cosa que conocemos. La correcta realización del curriculum y su lectura previa brinda tranquilidad, lo que permitirá relatar nuestra experiencia con seguridad. Este es el primer paso para el éxito en una entrevista laboral.
Suele encontrarse en Internet diversas notas que hablan del tema del comportamiento corporal y su significado, adjudicándole a cada gesto una interpretación que, si la tenemos en cuenta, nos pasamos toda la entrevista pendiente de lo que hacemos y desatendemos a las preguntas del entrevistador. Es importante relajarse al respecto, ser nosotros mismos, sabiendo que no vamos a poder modificar muchas de nuestras acciones, y que tampoco es necesario. Solo hay unas pocas conductas que pueden servir de ayuda a la hora de tener una entrevista laboral:
Moverte mucho puede no ser beneficioso. Los gestos con las manos suelen acompañar una conversación cuando son utilizados sin exagerar pero a veces los nervios nos llevan a gesticular en exceso, balancearse en la silla, mover mucho los pies. Esto puede ser percibido como intranquilidad e impaciencia. Aún así a veces necesitamos una descarga corporal que permita bajar la ansiedad del momento, busca un movimiento que permita relajarte, y que no sea muy evidente para que no distraiga la atención del entrevistador.
Para mostrarte interesado/a en la propuesta y en la entrevista en general, es conveniente que puedas relajar los hombros, inclinarte levemente hacia delante para mostrar una postura abierta y predispuesta. Reclinarse hacia atrás, o cruzar los brazos suele generar el efecto contrario.
Mantén la vista en tu entrevistador, mira a los ojos, pero sin fijar la vista. (pestañea y cada tanto mira hacia otro lado, volviendo a retomar la mirada luego).
Tanto en el saludo inicial como en el cierre de la entrevista, cuando estén de pie con en entrevistador respeta la distancia personal, espera que él tome la iniciativa para estar seguro de cómo te saludará. En caso de ofrecerte la mano, tomala con seguridad y firmeza, sin exagerar la presión (más no es sinónimo de mejor).
Ten en cuenta tanto tu comportamiento corporal como el del entrevistador. Intenta orientar tu forma de responder a su estilo de entrevistar. Si notas que él se encuentra apurado, apresura la charla, brinda la misma información pero de manera dinámica. En caso de que su estilo sea más relajado, toma tu tiempo para acomodarte a el y responder pausada y reflexivamente.
Por último, si pudiste reconocer que tu comportamiento demostró que estabas nervioso y que eso pudo afectar tu desempeño en la entrevista, cuando te brinden la oportunidad, decilo. En general pueden preguntar como te sentiste en la entrevista, o bien preguntarte cómo describirías tu personalidad. Estas oportunidades permiten explicar los motivos de tu comportamiento y para el entrevistador es bueno saber si el postulante tiene registro de si mismo.